Hace días me ponía a pensar en un comportamiento propio de las mujeres en Bogotá, un sentir que sólo una verdadera bogotana o alguien que haya vivido por años en la ciudad entendería, un trauma para muchas y un impedimento para la creatividad urbana de otras. ¿A qué me refiero?, pues al miedo que varias como yo tenemos de salir a la calle y recibir “piropos” no pedidos y frases que rayan con el mal gusto.
Si seguiste leyendo es probable que entiendas como yo esos días en los que tenías que usar una falda, un vestido o si quiera cualquier prenda que requiriese de medias veladas y tacones, el sufrimiento previo de cruzar la puerta de tu casa. Solo pensar en el hecho de subirse a un Transmilenio con medias veladas, espichada a más no poder y sufriendo porque las puntas de madera de la maqueta del amigo estudiante de arquitectura no rozaran con tus piernas y ocasionaran el inicio del peor día; era una verdadera odisea. A eso hay que sumarle el hecho de que en el trayecto no se subiera de más la falda, el vestido no comenzará a tener revuelos con el aire o cualquier otro imprevisto de tipo logístico. Sin embargo, todo esto digamos que es “llevadero” es decir, aquí o en Cafarnaúm tendríamos los mismos problemas pero hay un detalle propio de Bogotá y es la existencia de esos “morbosos y asquerosos hombres” que van diciendo a diestra y siniestra cuanto pensamiento sucio se les pasa por la cabeza al ver a una mujer cruzar la calle. Nota: nótese que me refiero solo a esta ciudad porque es el lugar donde he vivido y donde he observado/experimentado este comportamiento con mayor incidencia.
Es terrible saber que no se puede ser creativo plenamente en términos de moda porque salir en falda o si quiera intentar un look un poco arriesgado o diferente que exprese lo que uno es como persona, es un riesgo y un miedo fundamentado en ese estereotipo de hombre que “chifla” y va diciendo “mamasita” a cualquiera. No por nada pasar al frente de una obra en construcción es un karma para toda mujer, el obrero es el ejemplo claro de este comportamiento. Es casi imposible y se han hecho experimentos en el mundo de como siempre tiene que escucharse ese silbido desagradable cuando una mujer pasa al frente y muchas veces acompañado de frases que rayan en lo machista. Sin ser líder oficial o si quiera creer en los movimientos de liberación femenina, de andar desnuda en plena Plaza de Bolívar para mostrar un punto y algo más sobre la situación de la mujer; si es un comportamiento machista. Lo es por la sencilla razón de que al sentir un nivel de superioridad frente a la mujer, el hombre se cree capaz de “morbosearla”, de tratarla como un objeto sexual y hacerlo público sin importar nada.
Es una realidad que sé que todas hemos vivido algún momento, sé que la reacción generalizada es ignorarlo y seguir caminando, pero ¿Por qué debemos sentir esa incomodidad y ese miedo infundado siempre? Es increíble que con todos los avances y la supuesta evolución de la sociedad sigamos estancados en un modelo donde la mujer no puede ser libre y vestirse como quiera y con las prendas que quiera sin que el hombre este esperando la oportunidad para hacerla sentir incomoda y lanzar prejuicios sobre ella. Sin tener que estar vestida con una minifalda, sin medias y el escote más profundo de todos (que seguramente llamaría la atención no solo de los hombres, sino de todo el mundo), puede estar uno con cuello alto, saco ancho, tennis o ir totalmente asfixiada por las capas de ropa y aun así recibir piropos indeseados.
Me encantaría poder decir que es fácil explorar la creatividad de vestirse en mi ciudad, que nadie sale con miedo por prejuicios o por sentirse incomoda frente al sexo opuesto. Sería feliz diciendo que no he tomado caminos más largos por evitar pasar al frente de una obra, de un celador o de una tienda con hombres tomando cerveza. Estaría cómoda y sería libre de poder usar lo que quisiera si esa manía desagradable no existiera, que se redujera a un pensamiento interno y por fin dejar de sufrir si tienes que ir en falda al trabajo
En mi opinión el articulo esta muy bien escrito e interesante, si demuestra una realidad que vivimos en Bogotá. Ojala se pueda cambiar ese pensamiento machista y podamos vivir en una sociedad libre de prejuicios.
Nuestra capital a 2600 m.s.n.m hace décadas fue el hogar de paisanos con ruana, trajes y sombreros, en esos tiempos hacía frío y muy pocos y pocas se habrían atrevido a salir a pasear en pantaloneta y camiseta… ahora los tiempos son distintos y el sol sale con mayor frecuencia pero nuestra ciudad sigue estando a pocas horas del páramo y aún hace frío.
Yo más que al machismo y al la incomodidad que esto nos pueda representar como mujeres bogotanas, considero que es en esta última palabra en que recae el «origen del problema», vivimos en una ciudad de «clima frío», en Bogotá los hombres y las mujeres nos miran si llevamos una falda o un escote porque no es algo común, algo que no ocurre en tierras más cálidas, en las que las mujeres acostumbran andar en pantalonetas, vestidos y faldas y no sufren tanto ese fenómeno de la incomodidad de hacerlo porque es algo habitual… sí, de acuerdo, no debe haber lugar a a la vulgaridad ni a la falta de respeto. pero depronto se deben considerar otras causas al aboradar los problemas… seguramente en unos años el calor en Bogotá sea tan sofocante que la poca ropa será algo común y ya no habrá espacio para el morbo.. sino preocupación por las enfermedades que nos dejará la radiación jaja, besos.
Muchas gracias por leer el artículo! Y claro que estoy de acuerdo contigo hay un trasfondo un tanto histórico que puede marcar la realidad que vivimos actualmente, pero será la evolución en últimas la que determine que pasará… 🙂